Friday, January 25, 2013

¿Qué hacer para reducir la inequidad en la educación?

José Alberto Vélez F.,
Investigador de la Unidad de Prospectiva y Estrategia, PNUD Honduras.
En el Informe sobre Desarrollo Humano Honduras 2011, publicado en agosto pasado,  se presenta un análisis de la inequidad que se manifiesta en el país en los principales ámbitos del desarrollo humano. Uno de ellos es la educación, que como plantea  Terzi (2007) tiene un valor intrínseco e instrumental. La educación es valiosa en sí misma porque incrementa la posibilidad de apreciar e involucrarse en una amplia gama de  actividades ligadas al desarrollo personal, cultural y social de los individuos. La educación es también  instrumental porque es una vía de acceso a otros bienes que se consideran valiosos, tales como una mejor perspectiva de vida, oportunidades de acceder a un buen empleo con prospectiva de carrera, participar en la vida pública y en los procesos de toma de decisiones.
La inequidad educativa se manifiesta cuando existen barreras para acceder y permanecer en el sistema educativo (en los niveles básico, medio y superior). Asimismo, estas inequidades están presentes cuando existen grandes disparidades en el logro de aprendizajes de calidad, debido a variables relacionadas con el origen socioeconómico de los niños y niñas, a su área de residencia u otros factores correlacionados (Bellei, 1999, pág. 7).
En primer lugar, hay que dar una mirada a las cifras de analfabetismo en el país, las cuales muestran que éste ha logrado reducirse en la última década, sobre todo entre los más jóvenes. Esto como producto de la implementación de una política deliberada de incrementar la oferta educativa a través de proyectos y campañas enfocadas en la alfabetización. Sin embargo, las cifras también evidencian que el analfabetismo predomina entre los pobres del ámbito rural: 28% de las personas del quintil de menores ingresos y el 22% de la población del área rural, no pueden leer ni escribir. Estas cifras aún son elevadas y conllevan a la interrogante de si los esfuerzos realizados han sido suficientes y bien focalizados.
En segundo lugar, la inequidad en cobertura educativa en Honduras, es claramente visible a partir del tercer ciclo de la educación básica (7º a 9º grado). Solamente el 35.5% de los jóvenes de 13 a 15 años de los dos quintiles más bajos de ingreso asisten a este ciclo, en cambio en los dos quintiles superiores de ingreso, la cobertura es del 74%. En el caso del nivel medio y superior la cobertura neta decrece aún más para los jóvenes de estratos más pobres (14.7% y 1.3%, respectivamente). Esto demuestra que los quintiles de menores ingresos enfrentan una aguda falta de acceso a la educación secundaria y superior.
Por otra parte, la principal razón del abandono escolar es de carácter económico. 59% de las personas del quintil socioeconómico inferior y 56.2% de las que habitan en el área rural declaran haber abandonado los estudios por esta razón. Esto es una muestra de cómo se acumulan las inequidades económicas y sociales, pues son las personas de bajos ingresos las que dejan de estudiar y esto a mediano y largo plazo amplía la brecha entre ricos y pobres.
Al final, el país en su conjunto se ve afectado por el fenómeno del abandono escolar, pues se merman las posibilidades de contar con una fuerza laboral capaz de realizar tareas que requieren conocimientos que van más allá de lo que la educación básica formal proporciona y, además, limita el espíritu emprendedor, que requiere capacidades básicas de educación formal que fomenten el pensar y la iniciativa para comenzar proyectos o gestaciones económicas.
Al constatar esta situación que vive el país, el Informe recomienda que se debe implementar políticas educativas compensatorias que permitan a todos los jóvenes de Honduras acceder a la educación formal, mediante mecanismos de discriminación positiva, tales como becas, subsidios, subvenciones y admisiones focalizadas y diferenciadas. Particular atención, se debe otorgar al cumplimiento de la educación media que ha sido declarada obligatoria recientemente.
Si bien es cierto que las demandas en infraestructura educativa continúan siendo una tarea desafiante, una buena opción para aumentar la cobertura de la educación secundaria, es el fortalecimiento de las vías no convencionales para incrementar el acceso a la educación de grupos excluidos. Algunas de estas iniciativas ya existen en el país y es necesario masificarlas y otras pueden tomarse de otros países y adaptarlas a la realidad nacional. El incremento en el acceso a la educación media tendrá como ganancia el facilitar el acceso a la educación superior.
En cuanto a la calidad de la educación, pruebas de rendimiento académico revelan manifestaciones de inequidad. De acuerdo con las pruebas del Programa Mejorando el Impacto del Desempeño Estudiantil en Honduras (MIDEH), aplicadas en 2008 a los dos primeros ciclos de la educación básica (1º a 6º grado), tanto en español como en matemáticas, los niveles de aprendizaje promedio son mejores en el sector urbano que en el sector rural. Detrás de esta brecha de rendimiento pueden considerarse factores como el que las escuelas urbanas están mejor dotadas que las escuelas rurales en materia de infraestructura física, material didáctico y maestros. Desde una perspectiva de equidad educativa, es clave cerrar esta brecha.
Existen además, diferencias entre la calidad de educación privada y pública, que se manifiestan al comparar resultados de la Prueba de Aptitud Académica (PAA) que se aplica a los estudiantes interesados en ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH). Los resultados de las últimas pruebas analizadas, acreditan que los colegios privados bilingües, donde normalmente estudian jóvenes pertenecientes a la élite económica, ocuparon los primeros quince lugares, según el porcentaje de admisión de estudiantes por colegio.
Para reducir la inequidad en la calidad educativa, el Informe plantea que se ocupa de un pacto de calidad con los docentes y monitorear los resultados de aprendizaje a través de pruebas de rendimiento estandarizadas. Asimismo, se requiere reforzar las capacidades de los maestros y acordar niveles de alta calidad del personal docente, realizando evaluaciones de desempeño docente de manera regular.
Reducir la inequidad en el ámbito educativo, es también una labor de mejorar la calidad de la educación en la práctica, de manera tal, que la inclusión de mejoras sustantivas a la calidad de los aprendizajes en el aula se enfoque en desarrollar en los estudiantes la capacidad de reflexionar y pensar de manera estructurada e independiente. Esto se puede estimular mediante el empleo de metodologías activas y el aprendizaje cooperativo, estimulando no solo la inteligencia memorística, pero también la emocional y social. Finalmente, es necesario fortalecer la educación hondureña y orientarla a la formación de la ciudadanía, para poder consolidar valores democráticos y de participación ciudadana.

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