Wednesday, April 3, 2013

El asombroso poder de las remesas

Desde los gobiernos de la derechista ARENA, las remesas han sido el factor principal en la disminución de las tasas de pobreza
alainet.org
SAN SALVADOR- Es casi el día 15 del mes y la fila frente a esta sucursal de Western Union está más larga que lo usual. En los últimos años el rubro al que esa empresa se dedica acá en El Salvador se ha expandido de la mano del incremento de los envíos de dinero de salvadoreños en el exterior. Quienes hacen cola aquí los llaman remesas, un pilar indiscutible de la economía salvadoreña.
De todas las personas que esperan su turno en esta fila, una mujer –a varios pasos cerca de la entrada a las oficinas– es la que quizás mejor represente el perfil común de los salvadoreños y salvadoreñas que reciben ayuda financiera de sus familiares en el exterior: su pareja emigró hacia Estados Unidos seis años atrás luego que sus capacidades económicas no pudieran con la expansión de su familia.
La mujer –de jeans azules, de los que se sujetan dos niñas– no ha conseguido trabajar desde que se fue a vivir con su pareja ni después que él decidiera resolver el futuro de la familia Estados Unidos. Apenas logró sacar su bachillerato y el cuido de sus dos hijas ocupa todo su tiempo.
 Esta mujer –cuyo no nombre no ha logrado adivinarse en la plática que sostiene para hacer más llevadera la fila– bien podría ser una candidata a engrosar la población salvadoreña que vive en la pobreza; pero esperar en colas como esta lo han impedido.
El dinero que le envían mes a mes le ha permitido resolver, con solvencia, su seguridad alimentaria y la de sus hijas. También le ha servido para acceder a servicios básicos como agua potable, energía y salud; e incluso para vestir con ropa y zapatos de marca a su familia.
El caso de la mujer con jeans azules no es excepcional. El espectacular ascenso que han tenido las remesas enviadas a El Salvador no deja lugar a dudas sobre su importancia para la economía de las familias que las reciben.
Los datos del Banco Central de Reserva (BCR), indican que en 1991 –cuando la emigración ya era una decisión frecuente de salvadoreños y salvadoreñas– el país recibió remesas por un monto de $790.1 millones. Más de dos décadas después, en 2012, las remesas sumaron un monto anual de $3,910.9 millones, casi cinco veces más que lo registrado en 1991, lo que las ha llevado a representar cerca del 18% del Producto Interno Bruto (PIB) del país (de alrededor de $22 mil millones).
En 20 años El Salvador ha recibido alrededor de $40 mil millones en concepto de remesas. El peso de esas cantidades en la economía salvadoreña llevó a Carlos Acevedo, presidente del BCR, a investigar en qué forma este espectacular incremento ha influido en vidas como la de aquella mujer que espera en la fila frente al Western Union.
 “Creo que el binomio migración-remesas ha moldeado profundamente la estructura productiva y social de El Salvador”, sostiene Acevedo.
En febrero pasado, Acevedo, junto a uno de sus colegas en el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), Maynor Cabrera; concluyeron un estudio del efecto de la migración-remesas sobre la distribución del ingreso en El Salvador. El nombre con el que lo titularon es más que sugerente: “¿Políticas Sociales o Solidaridad Privada? El rol de igualación de las migraciones y las remesas en El Salvador”.
“Concluimos que la reducción experimentada por las tasas de pobreza y la desigualdad desde comienzos de los el-salvador-remesas1990 no fue tanto el resultado de las políticas sociales de los gobiernos de ARENA, sino de la “solidaridad privada” de las remesas”, explica el presidente del BCR.
El estudio de Acevedo y Cabrera –un documento de unas 24 páginas que ha sido publicado por el Instituto Mundial de Investigaciones de Economía del Desarrollo de la Universidad de Naciones Unidas– brinda una hipótesis que podría explicar una paradoja interesante: pese a que El Salvador ha venido atravesando un período de estancamiento económico en los últimos años, los indicadores de pobreza han experimentado disminuciones.
¿Cómo ha sido posible esto en medio de una economía débil? La respuesta que Acevedo y Cabrera encontraron desvirtúa cualquier alardeo político hecho por quienes en la última década se han sentado en la silla presidencial.
Para estos economistas la relación entre la disminución de la pobreza y el fenómeno de la migración, que ha derivado en el envío de remesas; puede explicarse incluso con matemáticas simples.
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